Hay un ser que lo da todo sin
esperar nada, que aún
fatigada se desvela por cuidarte,
que atesora cada minuto de tu existencia,
que comparte tus sueños y ríe con tu risa.
Un ser, que sin dudar,
te extiende sus manos para ayudarte en cualquier momento;
que aunque no siempre esté contigo de acuerdo
te da su apoyo incondicional y te comprende.
Una mujer que consagra sus días para guiarte,
que es capaz de entregar su vida por ti,
un ángel divino que nos cubre con su amor
cuando la tristeza nos embarga por alguna razón.
Una mujer valiente, una mujer luchadora,
de corazón claro como agua de fuente,
alguien que con sólo un beso en la frente
perdona nuestras ofensas y errores.
Un ser que siendo joven tiene enorme sabiduría
y siendo anciana cuenta con la fortaleza de su alma;
Una mujer sensible,
una mujer admirable, tierna y serena,
tiene la belleza de la luna llena.
Quienes contamos todavía con su presencia
démosle gracias al cielo por esta gran dicha,
si tu madre ya no se encuentra a tu lado,
honra su memoria siendo una buena persona.
Ella, lleva la magia de un radiante amanecer
y en sus cálidos ojos se refleja la bondad
¡No hay en el mundo un amor más grande,
como el amor de esta inigualable mujer!
Caricias
Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...
UNA FIGURA SANTA
Era una figura santa.
Era hecha de cristal:
frágil como violeta
y que guardaba un rosal,
cuajado de flores blancas.
Es una imagen sagrada
que adorna mi corazón,
y florece mi emoción.
Era un botón de mujer.
Violeta de vergel,
sembraba el hogar de rosas.
Cual heroína ardorosa esparció
a todos su fe y nos enseñó a creer.
Esta es mi madre bendita
a quien ofrezco caricias
y este sencillo cantar.
Nunca la podré olvidar
Porque me enseñó a aprender,
porque me enseñó a querer,
porque me enseñó a rezar
y también me enseñó a amar
Fue frágil como un cristal,
y fuerte como un coral.
A la Futura Mamá
El milagro de la vida
se está produciendo en tu cuerpo.
El milagro de tu cuerpo
gestando no deja de sorprenderte.
Cada instante de estos nueve meses son un milagro.
El momento en que conozcas ese milagro,
será, sin dudas, el momento de tu vida.
Ese momento que todos anhelamos.
Ese momento de la felicidad perfecta.
Tu cuerpo es ahora el hogar de tu bebé.
Ese cuerpo se preparó
desde tu propia gestación
para este momento.
Cada una de las células de tu cuerpo
sabe lo que debe hacer.
Tú sólo debes cuidarlas y escucharlas.
No temas pedir ayuda,
no temas decir no sé, |
no temas decir tengo miedo,
no temas decir no voy a poder,
porque desde tu seno
escucharás la voz de tu hijo
diciendo: los dos vamos a poder.
Y cuando sientas la tibieza
de su cuerpecito en tu pecho,
el milagro de la vida habrá concluido para dar comienzo al
milagro de ser MADRE.
A mi mamá
Todas las mañanas
sueño al despertar
que del cielo un ángel
me viene a besar.
Al abrir los ojos
miro donde está
y en el mismo sitio veo a mi mamá.
En el día de la madre
¡Te quiero mamaíta
Así hasta el cielo!
Tú sabes mamaíta
Cuánto te quiero,
Te lo he dicho mis veces
Sólo con besos,
Y hoy es tu día
Y rompo el silencio:
¡Te quiero mamaíta
Así hasta el cielo!
Mi regalo para mamá
Le regalo a mi mamá
una sonrisa de plata
que es la que alumbra mi cara
cuando de noche me tapa.
Le regalo a mi mamá
una caperuza roja
por contarme tantas veces
el cuento que se me antoja.
Le regalo a mi mamá
una colonia fresquita
por no soltarme la mano
cuando me duele la tripa.
Le regalo a mi mamá
una armadura amarilla
que la proteja del monstruo
que espanta en mis pesadillas.
Le regalo a mi mamá
el lenguaje de los duendes
por entender lo que digo
cuando nadie más lo entiende.
Le regalo a mi mamá
una chistera de mago
en la que quepan mis besos
envueltos para regalo.
Juan Guinea Díaz
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